sábado, 29 de noviembre de 2014

Lamento.

¿Venis a leer mis Lamentos? Me odio.
Me odio. Me doy asco, pena. Me odio.
Necesito... necesito contarle a la Nada.
Necesito escribir, como mis lágrimas parecen no tener fin. Necesito contar, la razón del por qué estoy aquí esta vez... por todo. Todo junto. Acumulado. Hace que no pueda más.

Siento que deseo morir, cada vez que me corto. Rompí las promesas, y lágrimas transparentes y rojas gotean de alguna parte. Aún le quiero demasiado. Pero he de esconderlo, no puede saberlo. Aún que él... sigue enamorado de mí. Pero es demasiado doloroso...

No puedo. Odio vivir tantas cosas de mi pasado, que ahora en mi presente, revuelven mis recuerdos. No, no tengo un futuro pensado, ni quiero hacerlo. Es mi vida, y haré lo que quiera con ella. Si deseo quitármela algún día, ese será mi problema. Sonará egoísta, pero tengo razón. No tengo planeado llegar muy lejos en la vida. Tengo dos sueños. Ser cantante o escritora. Pero... son sueños.

Quiero esforzarme por gustarme a mí misma. Pero mi peso siempre lo fastidia. Y mis gafas. Poco puedo hacer con las gafas. Pero con el peso... por mucho que me esfuerze, siempre me rindo al final. Por mucha motivación que tenga, siempre acabo comiendo de más. Después me arrepiento demasiado. Y pienso que hacer ejercicio después de eso, será en vano si luego vuelvo a comer. Pueden ser excusas, o lo que se quiera. Pero soy así de gilipollas.

Mis amigos. Muchos están lejos de mí, y es muy triste no poder verles.
Los que están cerca... lo parezca o no, me preocupo muchísimo, y los quiero muchísimo a todos. Son antes ellos, que yo, para mí.

Mis sentimientos. Están aplastados.
Ahora mismo la ansiedad que siento es infinita. No puedo parar de llorar. No sé que hacer. Estoy atascada. Siento como si algo doloroso se me fuera a salir del pecho. La ansiedad no me deja en paz. Quiero ser sincera conmigo misma, pero nunca puedo. Siempre estoy riendo. Esa no soy yo.
No lo soy. Olvidadla, por favor.
Antes... cuando abracé a mi gato, lo abracé muy fuerte, sin hacerle daño. Y pude sentir como mi corazón y mis lágrimas se derrumbaban. ¿En verdad estoy tan mal? ¿Y si es eso lo que necesito? ¿Un abrazo, llorar, alguien que me entienda, que nunca me deje atrás, que nunca me suelte? ¿Pero en dónde está esa persona? Si es posible... que sea cercana a mí. Un abrazo a distancia... es incluso más doloroso.

...

No hay comentarios:

Publicar un comentario